¿Protegidas? Detectan componentes nocivos en filtros solares

Por Greta Bellmann

Una investigación analiza las posibles consecuencias para mujeres embarazadas y lactantes de un componente presente en los protectores solares. El equipo afirma que se debe evaluar la efectividad y seguridad de estos productos.

Durante el verano las horas de exposición al sol aumentan. Cuidarnos de sus rayos ha sido una gran preocupación, especialmente desde que se reconoció lo nocivo que podían ser para nuestra piel, afectando la salud. Los protectores solares lograron disminuir estos efectos, por lo que en el último periodo se enfatizó la importancia de su uso sin restricciones. Pero en ocasiones aquellos desarrollos que ayudan en determinadas circunstancias, disparan nuevas problemáticas que deben ser analizadas para lograr un uso responsable de los mismos.  

En relación a esto un equipo de investigación conformado por profesionales pertenecientes a instituciones de Santa Fe, Argentina, y Alemania, indagó sobre los efectos que puede producir, durante el embarazo, la exposición dermal en bajos parámetros al Benzofenona 3 o BP-3, un componente presente en filtros solares. Para esta investigación, se realizaron pruebas en tres grupos de ratones en etapa de gestación evaluando las alteraciones producidas en distintas fases del crecimiento fetal y a un grupo crías una vez nacidas.

Los humanos, en la actualidad, se encuentran altamente expuestos a la BP-3,la Benzofenona 3 o BP-3, una sustancia orgánica que absorbe la radiación ultravioleta UVA y UVB. Está presente en más de mil productos de cuidado personal, algunos de ellos de aplicación tópica como filtros solares, pero también se encuentra en bebidas y alimentos. Recientemente este componente ha sido detectado en la orina de personas pertenecientes a diferentes países. A partir de los resultados obtenidos en esta investigación el equipo afirma que se debe evaluar el peligro potencial del uso de productos que contengan esta sustancia por mujeres embarazadas o lactantes.

En el laboratorio

Para detectar qué reacciones podían sufrir las mujeres embarazadas o lactantes al exponerse a esta sustancia, el equipo realizó pruebas en un grupo de ratones preñados. Para ello se les aplicó, de manera controlada, una cantidad similar a la usada por humanos de filtro solar diariamente durante los primeros siete días de gestación. De este modo, se buscaba replicar un escenario habitual en la vida de las personas durante la temporada de verano y primavera, en las que se exponen más al sol y utilizan más frecuentemente protectores solares.

Los resultados obtenidos apuntan a que este componente afecta el crecimiento intrauterino ya que el BP-3 cruza la barrera de la placenta y repercute directamente en el desarrollo del feto.

También podría ser un factor que contribuye a perjudicar la proporción de los sexos. Por otro lado, en las pruebas no encontraron efectos negativos en la implantación, proceso en que el embrión se adhiere al endometrio, y no se produjo un incremento en los casos de aborto.

A partir de estos resultados, el equipo afirma que este estudio, como tantos otros, apoya la preocupación que ha surgido en relación a las potenciales implicaciones de los filtros UV para la salud humana, especialmente en resultados reproductivos. De manera que el equipo de investigación afirma que se deberían realizar nuevos estudios para analizar los mecanismos que se encuentran detrás de estas observaciones, y por otro lado evaluar la seguridad y efectividad de estos productos.

Finalmente, vale decir que en otros países se están realizando otros estudios que se están llevando a cabo sobre los efectos en los resultados reproductivos de los humanos. Algunos de ellos reportan una asociación entre los niveles de BP-3 en muestras de orina materna y la reducción del embarazo o las alteraciones en el peso de los infantes al nacer. 

El equipo de investigación

Esta nota se basó en el artículo “Dermal exposure to the UV filter benzophenone‐3 during early pregnancy affects fetal growth and sex ratio of the progeny in mice” publicado en la revista Arch Toxicol en 2020. Este trabajo fue realizado en el marco de un proyecto binacional en el que participaron: Clarisa Guillermina Santamaría, María Laura Zenclussen y Horacio Adolfo Rodríguez del instituto de Salud y Ambiente del Litoral (ISAL, UNL-CONICET). Nicole Meyer, Anne Schumacher y Ana Claudia Zenclussen del Experimental Obstetrics and Gynecology, Medical Faculty Otto-Von Guericke Univesrsity de Alemania. Carla Mariela Teglia y María Julia Culzoni del Laboratorio de Desarrollo Analítico y Quimiometría (LADAQ) perteneciente a la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB-UNL).

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