Las barreras flotantes son poco efectivas para evitar la contaminación por plásticos en los ríos

Por Redacción IDL

A esa conclusión arribaron investigadores santafesinos tras un estudio. Son sistemas muy utilizados en todo el mundo y sienta un precedente en la lucha por el cuidado del planeta. Antes, ya habían detectado presencia de micro plásticos en los peces del río Paraná.

Investigadores locales lograron determinar la escasa efectividad que tienen las barreras flotantes utilizadas para retener plásticos y otros residuos contaminantes en los ríos y desagües. Se trata de un método muy utilizado y hasta ahora no había estudios rigurosos que determinen su eficiencia, por lo que se presuponía que eran altamente efectivas. Esto pone en cuestión su utilización a la hora de tomar medidas para tratar de preservar el ambiente. La novedosa investigación fue recientemente publicada en una prestigiosa revista científica, Science of the Total Environment (Ciencia del Medio Ambiente Total).

Martín Blettler viene investigando en la última década la contaminación por plásticos del río Paraná. Este biólogo santafesino que pertenece al Inali UNL Conicet, logró determinar hace ya algunos años la presencia de micro plásticos en el interior de los peces que navegan estas aguas de la región. También pudo comprobar que las aves hacen sus nidos con residuos de botellas y otros plásticos contaminantes del ambiente, con el consecuente impacto que ello tiene para la vida.

La contaminación por plástico es uno de los problemas ambientales globales que más empeoró en los últimos años y pone en riesgo nuestra propia salud.

La efectividad de las barreras

Lo que hicieron ahora Blettler junto a un grupo de investigadores santafesinos fue testear la efectividad de las barreras flotantes comerciales que son comúnmente utilizadas en arroyos, ríos urbanos y desagües a cielo abierto para retener y quitar los plásticos y otros residuos contaminantes del ambiente, es decir, para limpiar los cursos de agua.

Se trata de un método popular que en la actualidad es muy utilizado. Sin embargo hasta el momento no había ningún estudio riguroso de este tipo que testee su efectividad.

Del trabajo participaron Ever Agustini, Elie Abrial, Rubén Piacentini, Nicolás Garello, Karl Wantzen, Marcelo Vega y Luis Espínola. “Llevamos a cabo esta investigación en condiciones muy realistas, bajo un concepto denominado meso cosmos, que es un método de experimentación”, explicó Blettler en diálogo con El Litoral.

El método científico meso cosmos utiliza condiciones experimentales controladas llevadas a un ambiente real, no en condiciones de laboratorio. Sino sería justamente un experimento de laboratorio. Se trata de una mixtura entre un estudio de campo, en el que los investigadores recolectan muestras y sacan conclusiones en relación a lo que se encuentra en ese campo, y un estudio de laboratorio, en el que todas las condiciones están controladas. En este caso, lo que se controló fue el tipo y cantidad de plástico muestreado. Mientras que las condiciones fluviales, biológicas y geomorfológicas del río fueron naturales.

Filtrado de plásticos

El testeo se realizó de la siguiente manera. Primero se seleccionaron cinco réplicas de cada tipo de plásticos, de las que se consignaron el objeto en sí, su tamaño, forma y polímero (composición). Bandejas, vasos, envoltorios de alimentos, platos, cucharas, pajitas, hilos de pescar, correas de embalaje, mangueras, tubos, gomas elásticas, etc. 52 artículos distintos de 13 polímeros.

Luego se colocó la barrera. Y más tarde se fueron volcando las cinco réplicas de cada plástico y se verificó qué ocurría con cada uno: cuántos lograron evadir la barrera y cuántos quedaron retenidos. Así lo repitieron con distintas combinaciones de objetos. También fueron modificando las características de las barreras, para obtener variados resultados.

El resultado

Para sorpresa de los investigadores, el resultado de este estudio arrojó una muy baja efectividad de estas barreras flotantes. Sólo retuvieron el 37% de los plásticos filtrados en la presuntamente mejor combinación de objetos y barrera testeados. “Esto significa que, en principio, bajo las condiciones en las que nosotros las testeamos, estas barreras no son un método eficientes para controlar la contaminación. No son un método en el que uno pueda descansar pensando que está haciendo algo efectivo”, dijo Blettler.

Esta investigación se destaca y se diferencia de otros estudios que se han hecho sobre el tema por dos cuestiones. La primera es que tiene un fuerte anclaje local, con distintas recolecciones de muestras hechas en la laguna Setúbal y en diferentes tramos del río Paraná en la zona. “Abarcamos un área grande y recolectamos miles y miles de plásticos”, contó Blettler, “porque el objetivo es determinar cuáles son los plásticos reales más abundantes que existen en el ambiente”, detalló.

Luego, los plásticos recolectados fueron los utilizados para detectar la efectividad de la barrera. “Hicimos esto para que la investigación sea realista”, contó el especialista. Y “para ser más realistas, no testeamos la barrera en un laboratorio, sino en el río Ubajay”, en la zona de Arroyo Leyes. Es decir que “utilizamos los plásticos del ambiente en una barrera colocada en el ambiente, en la que se utiliza. Y así fue como nos encontramos con una eficiencia muy baja, como método para reducir significativamente la cantidad de plástico del ambiente. Un método para nada efectivo”, concluyó.

Qué hacer a futuro

Sin embargo, la investigación también pudo determinar que las barreras son muy efectivas para retener un tipo particular de residuos plásticos, pero que no son los más abundantes. Se trata de aquellos plásticos de altísima flotabilidad, como los trozos de telgopor. Mientras que los más abundantes son las bolsas y botellas.

“El resultado no es lo que esperábamos”, confesó Blettler, “ya que las barreras no son efectivas”, se lamentó. Y reflexionó: “Desde mi punto de vista, resulta interesante comprobar las falacias que se cometen a nivel general, cuando se repiten métodos y se hacen apuestas económicas muy grandes utilizando este tipo de métodos para quitar los plásticos del ambiente (y tratar de evitar la contaminación). Nada de esto había sido científicamente testeado. Esa es la riqueza que tiene este estudio”, concluyó.

“La baja efectividad de las barreras nos hace pensar en las etapas primarias del proceso de contaminación”, dijo Blettler, “es decir, en reducir la fabricación, el consumo y los desechos que se generan. La industria del plástico es extremadamente poderosa en el planeta, y más la del plástico de un solo uso, como los empaques”, advirtió el investigador.

“Esto nos lleva a pensar que tenemos que focalizar las soluciones evitando el consumo de plásticos, reduciéndolo, para que no lleguen al ambiente. Porque sino luego debemos buscar soluciones para retirarlos del ambiente, como ocurre con estas barreras”, finalizó Blettler.

Plásticos, a donde van a parar

Un estudio reciente alerta sobre la presencia de plásticos en la desembocadura de la cuenca del río de la Plata, que es a donde desemboca el río Paraná. El 73,7% de los residuos censados en las playas bonaerenses continúan siendo plásticos, de acuerdo a los datos recopilados en el último Censo Provincial de Basura Costera Marina realizado en el 2022, que es el 6° que se realiza, y fue dado a conocer por la Fundación Vida Silvestre.

Fuente: El Litoral

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