Investigar e innovar en el pais

Por Redacción IDL

Un investigador de la UNR obtuvo el premio nacional del Ministerio de Ciencia por el desarrollo de una vacuna oral contra la gripe aviar.

El investigador del IBR (Conicet-UNR) Christian Magni recibió el premio del Concurso Nacional de Innovaciones “Innovar” 2023 del Ministerio de Ciencia  que reconoce a quienes se atreven a inventar, diseñar y desarrollar productos y servicios en el país. Su proyecto “Desarrollo de una vacuna oral contra la gripe aviar”, fue seleccionado segundo dentro de la sección “Alimentos” y reconocido también por el INTI y el INTA.

La propuesta de esta vacuna surge a raíz de la amenaza que sufre actualmente la industria por una epidemia de gripe aviar, una enfermedad altamente contagiosa que puede causar enfermedades graves y la muerte de las aves infectadas. Una solución clave para abordar este problema sería la implementación de una vacunación masiva de aves proporcionando inmunidad contra el virus y previniendo la propagación de la enfermedad en las granjas avícolas.

El proyecto dirigido por Magni consiste en el desarrollo de esta vacuna  utilizando una bacteria llamada Lactococcus lactis. En esta se hace la ingeniería para generar y transportar el antígeno viral conjugado con un adyuvante altamente eficaz. Se administra a los animales en forma oral por medio del alimento o el agua y de esta forma estimula la respuesta inmune en el tracto gastrointestinal de las aves.

El microorganismo seleccionado para el diseño de esta vacuna “es considerado seguro para el consumo humano y utilizado ampliamente como cultivo iniciador de las fermentaciones en la industria láctea”, afirma el Doctor en Biotecnología y agrega que en las últimas décadas se acrecentó el interés de su uso en la producción de proteínas terapéuticas y en el desarrollo de vacunas recombinantes.

Novedoso sistema

Magni explica que la producción de vacunas contra la gripe en general incluyen las formas tradicionales, como el uso de embriones de pollo, desarrollo de virus inactivados, el uso de virus mutantes o la producción de vacunas recombinantes. Todas ellas necesitan de pasos de purificación y las formulaciones requieren de la producción de adyuvantes, conservantes y estabilizadores. Tales pasos hacen difícil la producción, consumen tiempo y dinero.

Asimismo, para el caso de las vacunas inyectables, se requiere de personal especializado, conservación, tiempo de aplicación y una situación de estrés para las aves o ruptura de los huevos, en el caso de disponer de inyectores automáticos para huevos.

En cambio, “este prototipo constituye un novedoso sistema de producción íntegramente desarrollado en una bacteria no patógena segura para el consumo en forma directa por las aves, lo que garantiza la inmunización de las mismas a nivel global”, sostiene. El profesor de la carrera Biotecnología de Alimentos de la UNR asegura que el proceso de producción es sencillo y se cuenta con plantas industriales capaces de producir estos microorganismos en el país.

Luego, los microorganismos deben  ser inducidos de manera de cargarlos con el antigeno y el adyuvante y administrados en formulaciones para alimentos aviares. Eventualmente, pueden ser dosificados en otras formas como aspersión, gota gruesa o inyección in ovo. Así, “la simpleza del desarrollo, la fácil administración, conservación y la reducción de los costos de producción también son datos novedosos con respecto a otros sistemas vacunales presentes en el mercado”, destaca.

Actualmente se encuentra en discusión la ventaja de la vacunación de aves tanto en Europa como Estados Unidos. Es decir que avanzar en un desarrollo nacional de producción de medicamentos de este tipo es de alto interés.

Ventajas de la vacuna oral

Entre los beneficios de una vacuna contra la gripe aviar, el investigador menciona la prevención de la propagación del virus en la industria aviar con reducción de las pérdidas de animales (sacrificio y mortandad de aves) y pérdidas producidas por destrucción de alimentos (huevos y carne).

Además, permite el control de la propagación del virus entre las granjas (daño productivo) y la reducción de los reservorios silvestres (daño ambiental), disminuyendo así la diseminación y el número de brotes de gripe aviar. Por último, menores riesgos de transmisión a los trabajadores y su impacto en la salud pública, disminuyendo una posible transferencia a la población en general.

El hecho de que esta vacuna oral pueda ser administrada por ingestión directa o mezclada en el alimento o en el agua, simplifica el proceso comparado con las inyectables: no requiere aguja ni personal capacitado, disminuye el daño producido por estas intervenciones, como ruptura de huevos, lesiones o infecciones y elimina el estrés y los cambios negativos del bienestar animal derivados de la intervención con agujas.

Asimismo, reduce el consumo de tiempo, teniendo en cuenta el número de aves presentes en una granja comercial y resulta menos costosa que un inyector automático de huevos para granjas de mediana o pequeña producción.

Así, “la eficacia y seguridad de una vacuna oral ofrece beneficios operativos significativos en términos de facilidad de administración, cobertura amplia, reducción del estrés de las aves, menor tiempo y costo de aplicación, reduciendo el riesgo de lesiones y reacciones adversas”, sostiene.

Por otra parte, este tipo de prototipo vacunal facilitaría las condiciones de transporte y logística en las diferentes partes del mundo donde el desarrollo de la industria aviar es importante para la producción de alimentos.

Teniendo en cuenta la posibilidad de transmisión de este tipo de virus a mamíferos y a la población en general, “disponer de un sistema avanzado y de fácil escalado para el caso de una emergencia sanitaria es una prioridad para los organismos de control de enfermedades”, explica Magni.

También destaca que esta plataforma es versátil, ya que se puede aplicar a diferentes variantes del virus.  Y no solo es aplicable a pollos, sino también a otros animales domésticos y potencialmente a humanos.

Periodista: Victoria Arrabal/Fotógrafa: Camila Casero

Fuente: Universidad Nacional de Rosario

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