Un mundo por descubrir: la investigación científica desde la universidad pública

Por Redacción IDL

Rocío Galarza cuenta sobre su proyecto en el campo de la biología y lo fundamental que es la investigación para la vida universitaria.

“Inicié mis estudios de grado en 2003 y después de culminar la licenciatura accedí a una beca de posgrado otorgada por la UBA. Me trasladé a Buenos Aires y realicé un doctorado en el área de Ciencias Médicas Básicas”, cuenta Rocío Alejandra Galarza, profesora y licenciada en Biología, graduada en la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UADER.

Luego de seis años en la capital argentina, Rocío regresó a Paraná y retomó sus actividades como docente en la casa donde se formó. “Tuve horas en las carreras de Biología, Criminalística y Matemática. Actualmente sólo tengo el cargo de JTP en la cátedra de Genética del Profesorado en Biología, ya que el año pasado fui admitida en CONICET para la carrera de investigador científico”, dice y aclara que “soy investigadora asistente y debo abocarme más horas a ello”. Su lugar de trabajo es el Centro Regional de Geomática (CeReGeo), que depende de la FCyT-UADER y funciona en la sede Oro Verde.

El proyecto que dirige y que fue seleccionado en la convocatoria PICTO, se denomina “Implementación de un modelo de sobrepeso materno con exposición aguda a radiaciones para evaluar la inestabilidad genómica en la descendencia”.

“Se gestó gracias a docentes investigadores de la facultad con los cuales mantenemos mucho vínculo, son nuestros referentes y siempre nos brindan información y nos acercan este tipo de propuestas”, indica Rocío, quien no se guarda la valoración positiva de sus colegas y agrega: “Este caso de PICTO no fue la excepción. Nos presentaron el programa, nos explicaron en qué consistía y estuvieron siempre a nuestro lado, sin imponernos ningún tema, dándonos la libertad de crear lo que nosotros consideramos necesario”.

Para intentar vencer esa barrera de comprensión que suele existir entre quienes investigan y las personas ajenas a ese mundo, sobre todo cuando se usan palabras o conceptos de cierta complejidad, Rocío explica: “Básicamente, lo que hacemos es trabajar con un modelo animal, generando un modelo de obesidad inducido por una mala alimentación. Lo combinamos con exposiciones a rayos X y de esa manera analizamos a nivel genético qué alteraciones pueden influir en su descendencia, en cuanto al desarrollo de los órganos, la función de las gónadas, es decir la reproducción, y también la predisposición al desarrollo de cáncer”.

¿Más sencillo? “La idea es combinar dos factores ambientales que nos influyen a diario a los seres vivos, como la dieta y las radiaciones, y ver cómo esa relación influye genéticamente”.

Y en relación al trabajo con animales, explica que “el modelo biológico a emplear en este trabajo son ratas de una cepa denominada Sprague Dawley, las cuales se compran en bioterios aprobados a nivel nacional y especializados en la cría de los mismos con fines científicos”.

“Una vez adquiridos los animales, machos y hembras, son mantenidos en el Bioterio del Centro de Investigaciones Científicas y Transferencia de Tecnología a la Producción (CICYTTP- CONICET-ENTRE RIOS-UADER) en la ciudad de Diamante, el cual está a cargo de la Dra. Verónica Martínez Marignac, quien también forma parte del proyecto que dirijo”, añade.

“Una vez obtenidos animales con sobrepeso, mediante una dieta de cafetería que consiste en los mismos productos alimenticios sabrosos pero poco saludables que come la gente, e irradiados, se procede a analizarlos mediante diferentes técnicas a nivel de moléculas, células, tejidos y órganos con el objetivo de encontrar las posibles alteraciones generadas por los tratamientos empleados”, cuenta Rocío.

Sobre la rutina de trabajo que requiere este tipo de investigación, ella dice que “en una primera etapa nos abocamos a la búsqueda de información, a prepararnos personalmente para encarar el proyecto, para indagar qué es lo que se sabe de la temática, qué es lo que falta develar o complementar y qué es lo que desde nuestro campo de acción podemos aportar a lo ya existente”.

Rocío enfatiza en que “investigar en la Universidad requiere del acceso a buena información para prepararse y el acceso a laboratorios con equipamiento necesario”, aunque advierte que “no trabajamos sólo encerrados en una biblioteca o en un laboratorio, sino en distintos ámbitos”.

Sobre el rol de la mujer en la ciencia, Rocío habla de su experiencia: “Desde que me incorporé al mundo de la investigación en 2013, e incluso antes cuando tuve una beca de iniciación, en ningún momento sentí que la mujer fuera considerada menos que los varones. Es más, el área de las ciencias médicas está cubierta en su mayoría por mujeres. Lo que sí falta es mayor participación en la toma de decisiones, que formemos parte de los consejos, aunque igual creo que está cambiando eso”. Considera que “se han logrado muchas cosas en relación a los derechos, en cuanto a la maternidad, a respetar las licencias”.

Más allá de la cuestión de género, ella piensa que “es fundamental incentivar a los estudiantes y decirles que se puede investigar, que es sumamente necesario; y que quienes ya estamos en esto, tenemos la disposición para recibirlos, explicarles, acompañarlos, hacerles propuestas”. Insiste en que “es totalmente factible desarrollar la investigación dentro de la Universidad” y que “UADER está apostando más a este aspecto, se está incorporando a planes y proyectos nacionales que nos posicionan mucho mejor como provincia”.

Desde la Universidad, consideramos que sin dudas los gobiernos deben garantizar y fortalecer la inversión en ciencia y tecnología, con carácter federal. Y que mientras esto se disputa en el ámbito político, debemos seguir alentando a nuestros estudiantes para que abracen la vocación de investigar, pese a todo.

Que sepan, al ingresar a nuestras aulas, que con la construcción de nuevos conocimientos, la sociedad gana. Que a medida que avanzan en el cursado de una carrera, ya pueden iniciarse en el camino de la investigación. Y que la Universidad Pública es la garantía de que siempre pueda haber grupos de personas investigando y buscando soluciones a problemas que afectan el desarrollo de nuestra provincia, generando nuevos conocimientos sobre diversos temas y problemas que involucran, de algún modo u otro, al conjunto.

Fuente: Universidad Autónoma de Entre Ríos

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