No es por ahí

Por Andrés Wursten

Los recortes en educación y ciencia vaticinan un panorama desolador

Con el argumento de que se debe salir de la crisis, y la promesa de que luego se retomará la senda del crecimiento, el gobierno argentino impulsa una serie de medidas que impactan de manera negativa en el sistema educativo y científico: recorte presupuestario, congelamiento de salarios, desjerarquización de los ministerios, recortes de programas y becas. A todo ello se suma el ataque y desprestigio a la actividad por parte de los referentes de La Libertad Avanza. Realmente, ¿se cree que un país pueda salir de una crisis y crecer sin educación y ciencia?

La educación y la ciencia son pilares fundamentales para el desarrollo de una sociedad y el crecimiento de un país. Ambas se encuentran intrínsecamente ligadas, ya que la educación permite la formación de una ciudadanía crítica y reflexiva, capaz de comprender el mundo que la rodea y de generar nuevos conocimientos a través de la investigación científica.

La educación es un derecho humano fundamental y constituye la base para el progreso individual y colectivo. Una sociedad con un alto nivel educativo es una sociedad más justa, equitativa y próspera. Y la ciencia también es un derecho en un mundo donde sus desarrollos mejoran la calidad de vida y solucionan problemas como el cambio climático, la pobreza y las enfermedades.

El sistema educativo y científico

Es responsabilidad del Estado garantizar el acceso a una educación de calidad para la ciudadanía, así como promover la investigación científica y el desarrollo tecnológico. La actividad privada puede acompañar, pero no se puede dejar todo librado al mercado porque este busca la máxima ganancia; por lo tanto, el crecimiento de un país, la generación de conocimientos y la educación ciudadana no le interesan si no aportan a su finalidad.

Para el Estado la ciencia y la educación es una inversión -no un gasto- porque vela por los derechos y el bienestar social. Invertir en estas actividades es crear las condiciones para un país mejor: más equitativo, justo y próspero. Un país con una ciudadanía educada y científicamente preparada está mejor posicionado para afrontar los desafíos actuales y construir un futuro mejor para toda la población.

¿Cómo invierte el Estado? Creando, sosteniendo y ampliando el sistema educativo y científico. Éste está conformado por las instituciones -órganos de gobierno, escuelas, universidades, centros de investigación y desarrollo, institutos, museos, observatorios, entre otros- y las personas que lo habitan cotidianamente -personal de gestión y servicios, docentes, investigadores, estudiantes, visitantes y otras personas.  Asimismo, se fomenta a través de mayor partida presupuestaria, políticas de incentivo, becas, estrategias conjuntas con otros sectores, acciones de comunicación y difusión, plan de formación, etcétera.

El sistema educativo y científico argentino ha experimentado avances importantes en los últimos años, articulandose con la actividad social, cultural y productiva como forma de generar las condiciones de crecimiento y el bienestar de la sociedad. Por supuesto que existen deudas y desafíos pendientes para que Argentina pueda alcanzar un desarrollo pleno. Pero desalentar la educación y las ciencias y desprestigiar a las personas que las sostienen no es el camino. En su defecto, los daños son conocidos: fuga de cerebros, crisis institucional, reprimarización de la economía, caída de la educación y la actividad científica. Todo lo cual hace difícil recuperar las condiciones actuales y, mucho menos, mejorarlas.

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