Ciencia y democracia

Por Andrés Wursten

Este diciembre coincide con la conmemoración de 40 años de democracia ininterrumpida en Argentina y el comienzo de nuevas gestiones gubernamentales en el país y las provincias. En este contexto, es pertinente abordar la relación entre ciencia y democracia.

La democracia es un tipo de organización social y política. Se construye día a día. Es fundamental para su continuidad la participación de la ciudadanía en las decisiones colectivas, el respeto y cuidado de la población, el compromiso con las generaciones presentes y futuras, el resguardo de las libertades y derechos humanos.

Un país, como el nuestro, que adopte el modelo democrático debe orientar su actividad científica y tecnológica hacia la consecución de esos objetivos. Se pueden identificar dos caras de la relación ciencia y democracia.

Por un lado, la ciencia tiene que ser democrática, es decir, promover los valores de la inclusión y la participación dentro de la propia actividad. Involucrar a la ciudadanía en los problemas que se estudian y las investigaciones que se realizan, dar cuenta y compartir los trabajos que se producen, los conocimientos y desarrollos.

Por otra parte, la ciencia contribuye al fortalecimiento de la democracia al velar por las libertades y el efectivo cumplimiento y ampliación de los derechos. En este sentido, puede generar respuestas a los problemas sociales más acuciantes como la pobreza, el cambio climático y la incorporación de las tecnologías informáticas y digitales. Por sobre todo, formar una ciudadanía reflexiva y consciente sobre los desafíos que se tienen como comunidad.

Políticas públicas, una planificación necesaria

De acuerdo a lo que se viene sosteniendo, un sistema democrático que comprenda a la ciencia y tecnología en su desarrollo debe tener políticas públicas que se orienten en ese sentido, ya que constituyen el horizonte que las instituciones públicas establecen para la actividad. Las políticas pueden ayudar a promover el desarrollo de la ciencia y la tecnología, asegurar que se usen de manera responsable, y garantizar que los beneficios se distribuyan de manera equitativa para la sociedad y el país.

Por ejemplo, en nuestro país desde el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación se realizaron una serie de medidas, como la Ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, que tiene como objetivo incrementar progresivamente el presupuesto nacional destinado a la actividad hasta alcanzar el 1% del PBI en 2032; y el Plan Nacional de Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030 aprobado este año, el cual define las políticas públicas en la materia de la década actual, de manera integral para el país y atendiendo a las particularidades de cada provincia y región.

Asimismo, existen avances concretos que pretenden democratizar las ciencias a través del acceso, formación y participación ciudadana, como los Proyectos de Cultura Científica y el Programa Ciencia Ciudadana. Por otra parte, otros atienden a los desafíos específicos que tenemos como país, tales como Ciencia y Tecnología contra el Hambre.

Para ello contamos con instituciones, que desde sus especificidades, ofician de intermediarias entre las ciencias y la ciudadanía, y  materializan las políticas públicas. El  Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, está organizado de manera federal e integrado por organismos públicos y privados como: el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CNEA), las universidades, las empresas de investigación y desarrollo, y organizaciones de la sociedad civil que trabajan en la promoción de la ciencia y la tecnología en la sociedad.

La ciencia forma parte del tejido social e institucional con el que se organiza nuestra democracia. Por tanto, acompaña y complementa el sistema. Por ello es un retroceso para el sector que el actual gobierno nacional haya degradado el área en subsecretaría.

Lo que viene

Fin de año es un momento especial para realizar un balance de lo hecho y lo que resta por hacer. Más aún, la conmemoración de 40 años de democracia nos impone reflexionar sobre ello, y proyectar la continuidad y profundización de un sistema que tiene sus vaivenes y sus deudas en nuestro país.  

En lo que respecta a las ciencias hay un camino trazado que se complementa y contribuye al sistema democrático. El mismo reflexiona sobre las problemáticas sociales y fomenta la participación ciudadana propagando los derechos humanos.

Ciencia y democracia son aliadas fundamentales. Nuestra organización política y social debe comprenderse y planificarse de acuerdo a ello. Sosteniendo la pluralidad de voces, la inclusión de toda la ciudadanía, la búsqueda de la equidad, el resguardo a las libertades y la ampliación de derechos. Comprendiendo que la actividad científica y tecnológica no solo acompaña, sino que fortalece y profundiza la democracia.

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